Los que habéis visto el capítulo de esta semana de Anatomía de Grey sabéis que el Seattle Grace se encuentra en un estado de crisis muy grande. Tras el accidente de avión y el posterior juicio, ahora el hospital está en quiebra. Para enderezar las cosas asumen la intervención, no forzosamente bien acogida, de la doctora Alana Cahill. La médico tendrá como misión hacer económicamente viable el lugar. Apretarse el cinturón: ésta es la contraseña para el resto de la temporada porque de lo contrario, se enfrentarían al cierre del hospital. Cahill, que está interpretada por Constance Zimmer, va a dar mucha guerra a nuestros médicos favoritos, tal y como afirma Jessica Capshaw, que interpreta a Arizona:
"¡Este médico es una puñetera pesadilla" Ella es la que desembarca, impone su ley y la que te explica, en líneas generales, hasta qué punto la gente es indispensable".
Anatomía de Grey, caracterizada por jugárselo todo al factor humano, incluye ahora a una mujer que descuida totalmente este aspecto para concentrarse sobre el cálculo, lo material y la eficacia. Pero es un mal necesario que podría salvar el hospital.
¿Y cuáles han sido las primeras medidas que ha tomado la doctora Cahill? Pues va a cerrar las urgencias. En un principio todos se oponen: ¿cómo van a cerrar las urgencias? Se oponen todos menos Bailey que defiende la postura diciendo que a todos no le han caido 15 millones del cielo, por lo que la pérdida del trabajo sería una auténtica desgracia para muchos. ¿Veremos a partir de ahora peleas internas? Pues posiblemente...ya iremos viendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario