De un tiempo para acá he estado comentando con algunos amigos la manera en que creíamos que Mentes Criminales estaba perdiendo fuelle. Incluso creo que alguna vez lo comenté por aquí. Los capítulos se han convertido en una tónica muy similar que hacen que la serie pierda interés. Mientras que antes, descubrir quién era el asesino o secuestrador en serie era todo un misterio que tratábamos de desvelar a lo largo del capítulo que se emitiera, ahora casi que sabemos desde el principio quién es y sólo podemos observar la manera en la que llegan hasta él.
Sin embargo, el capítulo emitido la semana pasada, que no he podido ver hasta hoy, a pesar de seguir en su tónica habitual de los últimos tiempos, ha variado en algo. Además de que la trama en sí ha sido mucho más interesante de lo que nos tienen acostumbrados últimamente, no hemos sabido quién ha sido el asesino casi hasta el final. A pesar de que era sospechoso desde casi el principio del capítulo, los indicios hacían pensar que podría no ser. Esta confusión que se crea el espectador de si podría o no podría ser tal personaje el que está matando o secuestrando es lo que había hecho de esta serie tan buena. Y en este capítulo ha sido recuperada esa esencia. Además, no saber el motivo del crimen ni qué hacía con sus víctimas hasta el final daba pie a seguir queriendo ver más. Si todavía te gusta la esencia que caracterizó a Mentes Criminales en su momento, te recomendamos este capítulo porque ha sido de lo más intrigante.
XoXo, Mystic Falls
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